TE VÍ.

El modo de vivir y de ser como el Padre que tiene Jesús, abre los ojos a quien quiere "ver" a quien busca de verdad. En el evangelio, la mujer pecadora le vió y se sintió dignificada, se sintió ser humano por primera vez en mucho tiempo. El fariseo le vió e incluso le invitó a comer, pero no entendió nada. Cuando vivo hacia afuera, aprendo que nuestra esencia está hecha de amor y no de formas, que el amor es el lenguaje de Dios y que no hay que hacer nada para merecerlo.... está ahí... y recibirlo y aceptarlo, me cambia por dentro, me hace persona, me invita a compartirlo y entonces sí... llena mis acciones de sentido. Queremos aprender a ser como aquella mujer, que "supo ver" a Jesús.